Esto se llama estar perdida [Jacob]

Bah. Estaba en la rama de un árbol, pensando, como casi siempre. No sabía cómo había llegado aquí, y tampoco me importaba. Al fin y al cabo, ¿de quiénes eran los bosques? Bufé mientras hacía que unas hojas se movieran y se elevaran por los aires. Era estúpido, yo debería estar en Inglaterra, mi patria, no aquí. Lo peor era que los americanos solían reírse del acento. Dah, por favor, como si ellos hablaran bien. Decidí sacar un cigarrillo, pero me di cuenta que no tenía mechero. Simplemente genial, medio perdida y son mechero. ¿Podría ponerse peor? ¿Qué, iba a venir un lobo gigante a comerme? Puse los ojos en blanco ante mis pensamientos estúpidos. Debía dejar de beber sangre de los viejos o acabaría en un manicomio.

Era uno de aquellos días que quería abstenerme de todos mis problemas. La reserva se había convertido en un nido de complicaciones y hostilidades entre nosotros. Desde que anunciaban una posible batalla con vampiros neófitos todos estaban alborotados y nerviosos.
Dejé pasar estos problemas de lado y seguí corriendo, notando como no me cansaba a cada paso que hacía. El ser licántropo me había aportado muchas ventajas, como la velocidad, fuerza, olfato...y...
Me detuve en seco al notar un aroma que jamás había percibido por este lugar. Era fuerte y desagradable a la vez. Seguramente debía ser otro cara pálida. Fui corriendo hasta el lugar, hasta que divisé en lo alto a una vampira rubia. Parecía muy concentrada en sus pensamientos.
Decidí hacer mi entrada en mi forma humana. A paso lento y, deteniéndome para observarla detalladamente, me paré en el centro del lugar:

-Hola- añadí secamente. Me daba mala espina y no quería entretenerme mucho.

Estaba yo tan tranquila a lo mío cuando empecé a oler algo raro. ¿Era perro mojado? Estaba dispuesta a largarme de ahí cuando vi a un tío entrar en mi campo de visión, sin camiseta. Joder, ¿tan pobres eran? Mis sospechas se confirmaron cuando lo oí saludarme de esa forma tan jodidamente seca. Necesitaba dinero. Tsk. Lástima que no tuviera la cartera. A lo mejor me quería robar.
Lo miré alzando una ceja, mientras quedaba colgada de la rama del árbol de los pies.
—Hola a ti también cachondo —me miraba mal y fruncía la nariz. Huh. No es que el oliera mejor —Mmm... no es por ser grosera, pero... atufas bastante. Por no decir de tus pintas. ¿Ha pasado el huracán Katrina por aquí y nos hemos quedado sin reservas de camisetas? —me bajé de una voltereta y me planté enfrente a él entendiendo la mano —Soy Susan, encantada, supongo... —fruncí el ceño y la nariz; tufaba bastante mal. Suponía que era otro de los chuchos que se habían hecho tan famosos, pero no era plan de ponerse en riesgo.

Observé atentamente las acciones de la vampira. Por lo que veía no le acababa de agradar mi presencia. Perfecto, el sentimiento era mutuo.
Su saludo de entrada provocó que le sonríese pícaramente:

-Vaya, veo que mi fama se está escampando. No se puede evitar...la perfección existe nena- dije mientras me señalaba a mi mismo. Su siguiente comentario hizo que me sobresaltase un poco, aunque era típico en los vampiros. Todos ellos odiaban el hedor de licántropo:- Bueno, lo siento preciosa, supongo que L'oreal no es tan efectivo como todo el mundo pensaba. Pero, tú..Debes utilizar algo más fuerte, porque apestas a distancia. Así no conseguirás que nadie se te acerque- respondí con una sonrisa ladina mientras, con un gracil movimiento, la rubia bajaba para pararse en frente mío.

Tendí su mano mientras la tiraba más hacia mi y le daba dos fugaces besos en cada mejilla:

-Yo también, Jacob Black- hice una reverencia muy exagerada para después levantarme con una sonrisa pícara en mi cara todavía- ¿Qué le trae por aquí?

Vale, eso fue raro. Lo hacía para joderme, eso fijo. La miré mal mientras me alisaba la blusa.
—Yo soy yo, alguien tiene que serlo —sonreí macabramente —Y no, no necesito que nadie se me acerque, ya sabes, cuestión de principios, no me mezclo con seres inferiores —me senté en el suelo —Bueno, Jacobo —sabía que estaba pronunciando mal el nombre, pero me hice la sueca, como si lo hiciera sin querer —Estaba explorando las maravillas de la naturaleza —dije con sorna —Todo era perfecto hasta que llegaste tú. Me parece que justo en el sitio dónde estás se están empezando a marchitar las flores y la hierba.

Rodé los ojos ante su comentario. No estaba para discutir, ya tenía suficientes problemas en mi cabeza como para darle importancia a lo que me decía la vampira.
Me senté a su lado y alcé una ceja al escuchar mal mi nombre. Reí para no decir nada, la verdad es que me importaba poco como me llamasen los de su especie. Y siempre era preferible esto, que antes chucho.

Miré el suelo para comprobar como un ingenuo si lo que decía era verdad, para ver que no, que simplemente estaba provocándome:

-Bueno lo siento preciosa. Tu hiciste que el ambiente perdiese su aromático olor a apestar a tufo. ¿Sabes que por aquí no deberían estar gente de tu tipo?- si los otros de la reserva se llegaban a enterar de eso, seguramente sería aniquilada.

Bufé y puse los ojos en blanco, haciendo que levitara, como si hiciera yoga. Adoraba mi poder, era simplemente genial esto de la telequinesia y poder levantarme a mí misma.
—Ahora ya no estoy en vuestro territorio, estoy en el aire, ¿contento? —sonreí con suficiencia —Eso es racismo, sabes tú. Nadie elige quién es. Imagínate que... por ejemplo... habrías nacido Dios, o Diosa, concretamente Hera. ¿Lo habrías elegido? —seguía sonriendo —O yo no habría elegido ser Nix, o qué sé yo. —me encogí de hombros —Aún así, no tengo ni puta idea de dónde estoy. ¿Me ilumina usted, oh gran sabio?

Vi como comenzaba a levitar y me quedé algo impresionado por un momento. Los vampiros podían llegar a ser criaturas muy interesantes.
Reflexioné por unos momentos lo que me había dicho y simplemente, me quedé igual. Tampoco entendía a que venía esto de la mitología:

-Sinceramente, creo que no estamos yendo de tema- añadí con una mano en alto- No se a que viene esto de los dioses- respondí mientras me levantaba del sitio.

Supongo que se le podría perdonar, por su acento no era de aquí, así que se podría utilizar esto como excusa:- Estás cerca de la Push y, no es muy conveniente que así sea- una olor de licantrópo se comenzaba a hacer más fuerte por el lugar- Yo de ti me iría, otro de los míos no habría estado tan simpático.

Le indiqué con el dedo un lugar a lo lejos para que se dirigiese hacia allá:

-Ah, y por cierto, yo habría preferido ser Zeus- espeté con sorna.

Ignoré su "cordial" invitación a largarme y decidí quedarme. Si no me daba la gana, no me iba.
—Hum... ¿el acuerdo no era con los... ¿cómo era? Ah, los Cullen, supongo —alcé una ceja.
Suponía que o era muy pobre y estaba furioso por ello o tenía problemas con la novia. Hum... Puse una mano en la barbilla, pensativa. Tampoco es que me importara taaaaaaaaaanto, pero de algún modo tenía que distraerme en este aburrido lugar. Además, este flange parecía majo, dejando a un lado su especie inferior y lo socarrón que era.
—¿Problemas familiares o amorosos? —solté de repente.